Por: Antonio F. Araujo M.
Ojalá que nunca mas hayan tormentas en primavera,
que
nunca se rompan los cristales de los sueños,
dónde
los niños miran sus fantasías,
y sus
reflejos les muestra la vida que juegan.
Ojalá
que nunca nos gobierne la miseria;
que
con sus largas y afiladas espuelas,
nos
espera para tomarnos entre sus brazos,
y
ahogarnos en nuestras mesas.
Ojalá
que nunca se empañen las cortinas,
con
el color de nuestras penas.
Y que
sus lágrimas;
nunca
sean las que sequen mi tristeza.
Ojalá
que nunca estas palabras queden enterradas
en el
olvido de la tierra.
Que
siempre exista en los pensamientos del hombre
para
recordarle que su existencia es sólo una
proeza.
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